

Y es que los finales, de verdad, son lo de menos. Y esto lo sabe el gran jefe del cómic de vanguardia contemporáneo, Olivier Schrauwen (1977, Brujas), gurú de la experimentación majareta, que publica en España su obra más ambiciosa hasta la fecha (algo que, en este caso, no se trata de un ardid publicitario, es la puritita verdad): Domingo flamenco (Fulgencio Pimentel, traducción de César Sánchez y Joana Carro), transcripción al papel del día que pasa un diseñador gráfico algo pijo y bastante mentecato mientras espera el regreso de su pareja y la celebración de su cumpleaños el día siguiente…