“Mis personajes son una versión de mis neurosis”
Daniel Clowes nació en Chicago, cuna del cómic indie estadounidense. Si hubiera que resumir su vida en tres viñetas, en la primera aparecería su hermano mayor. Había crecido en los cincuenta y para cuando Daniel aterrizó en casa (en 1961) era un voraz consumidor de cultura pulp. Novelas de ciencia ficción, novelas terror, cómics de todo tipo. También escuchaba música sin parar. “Era un coleccionista”, sentencia. Puesto que pasaba poco tiempo en casa, Daniel no podía evitar sentirse atraído por, literalmente, “todas aquellas montañas de historietas” que se acumulaban en el suelo, por todas partes, en su habitación. Así que su primer recuerdo es estar hojeándolas. “Ni siquiera entendía lo que decían”, dice a su paso por Barcelona. Es su primera vez en el multitudinario Salón del Cómic. Algo que no le gusta demasiado porque no está acostumbrado a la gente.
En la segunda viñeta aparecería ese Clowes niño, un niño de apenas cuatro años, dibujando su primer cómic, “con garabatos en vez de palabras” en los bocadillos. ¿Que quién saldría en la tercera? Por ejemplo, David Lynch espetándole “¡Largo de aquí!” un segundo después de que él y su mujer se atrevieran a confesarle su amor. “Te queremos”, acababan de…