El propio autor califa de «rara» una autobiografía «acuática» que salpica de apuntes geográficos y «coincidencias providenciales». Escrita «en un raro estado de gracia», según su editor, factura Limónov el que para muchos es el mejor libro de este camaléonico, fanfarrón e inquietante personaje. Lo escribió mientras estuvo recluido en una prisión militar rusa, entre 2000 y 2003, acusado de terrorismo y tráfico de armas…
Limónov, un camaleón acuático y salvaje
«El agua lleva y se lleva todo; es imposible bañarse dos veces en las mismas aguas». Así justifica el ruso Eduard Limónov (Dzerzhinsk, 1943) el título de su autobiografía, ‘El libro de las aguas’ (Ed. Fulgencio Pimentel). El poliédrico y ególatra escritor se cuenta y se admira a sí mismo en un descarnado y nada piadoso autorretrato. Nacido Eduard Savienko, Limónov para las letras, es un personaje de múltiples perfiles que sedujo a Emannuel Carrère, el escritor francés que noveló la atrabiliaria y extravagante vida de este poeta punki, novelista y combativo periodista, guerrillero, atracador, reo, chapero, mujeriego, político fascioestalinista e indigente, hoy pro Putin tras ser su látigo, dandi a la vez que indigente que se retrata a sí mismo en 350 páginas.