

Autodenominada “novela de placer”, es complicado definir un libro como Las ocasiones, de Rubén Lardín, que trata de nada y de todo. El autor del heterodoxo y libérrimo pódcast La mano contra el sol y del también inclasificable La hora atómica, observa el mundo, ejerce de crítico cultural y busca consuelo en las películas y la literatura. Un Montaigne contemporáneo que no desprecia la llamada del sexo y a la vez explora la vida en pareja, que crea en sus cuadernos una crítica a la mundanidad y una alabanza de lo cotidiano y que escupe alta literatura sin considerarse siquiera escritor.