En el verano del 39 Michał Skibiński tenía 8 años y una caligrafía algo díscola. Con vistas a mejorarla y como condición para pasar a segundo, su profesora le insta a anotar en un cuaderno una frase que sintetice un hecho significativo del día. Michał, que otra cosa no pero aplicado es un rato, cumple con su deber a conciencia y cada día, durante los dos meses de verano, escribe aquello que acontece en su minúscula vida. Una vida que transcurría ajena al runrún de los peores augurios.

Descubrimos así que el 23 de julio encuentra una oruga gigante y decide agenciársela, que el 28 ve un pájaro carpintero, que el 7 de agosto caza una avispa con un vaso o que el 25 de ese mismo mes lee un cuento muy bonito. Día a día Michał anota lo intrascedente, un cuaderno de caligrafía que es también un diario mínimo y que ahora, ochenta años después, su autor, ya anciano, rescata de la mano de la editorial Fulgencio Pimentel para testimoniar, con la candidez de un niño, un verano que cambiará el curso de la historia.

La mayor parte de las andanzas de Michał Skibiński tienen lugar en Anin, población cercana a Varsovia, en la que disfruta del verano junto a su hermano al cuidado primero de su niñera y más tarde…

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29/10/2020
Público