Como Joyce en su Ulises, Schrauwen sigue a su protagonista, el joven tipógrafo Thibault, durante toda una jornada, tan azarosa como cualquier otra, un Domingo —que se transforma en Domingo flamenco en la exquisita edición española de Fulgencio Pimentel, con la traducción de Joana Carro y César Sánchez— aburrido y preñado de ansiedad, malbaratado…

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23/04/2024
Diari de Tarragona