El collage de cada cual: una lectura de ‘50 Estados. 13 poetas contemporáneos de Estados Unidos’ de Ezequiel Zaidenwerg
Ay madre, qué libro más bonito. Sí, claro, ahora desarrollo. Pero dejadme empezar diciendo esto. Repitiéndolo. Ay. Madre. Qué libro más bonito. Una hermosura que desde luego no tiene nada de simpleza. 50 Estados es un artefacto de tecnología literaria punta: heteronimia, autoficción, cruce de géneros, traducción imperfecta, novela dispersa, crítica de obra imaginaria, roman à clef, autoría difusa… sin embargo, al desembarcar de la obra, no importa hasta qué punto sea el lector capaz de profundizar en la complejidad de los mecanismos que acaban de tener lugar. La emoción que predomina es la de querer creer. En Joe y en Amy. En Caitlin. En John 8A. En los trece. O más bien en los 14 y -sobre todo- en Rashida.
Ay-madre-qué-libro-más-bonito también, aun a riesgo de hacerme pesado, por lo que tiene de objeto, por lo que recuerda a esas cajas de tesoros en las que -de niños- guardábamos postales, dibujos, medallas de latón, alfiles perdidos. Por esa especie de cinta de Möbius y esas palabras flotantes y dispersas de la portada. Por reunir a dos de nuestras editoriales favoritas del mundo mundial: Fulgencio Pimentel y Kriller71, ahí es nada. Porque todo te dice que dentro hay aventura y porque, en efecto, la hay.
Confieso que antes de llegar a 50 Estados no conocía de nada a Ezequiel Zaidenwerg, cosa que mis amigos poetas consideran una especie de sacrilegio. Este autor, traductor, tallerista y crítico argentino se ha hecho un hueco en la literatura en español desde la blogosfera, las redes sociales y su propia e hiperactiva web. Sus traducciones de poesía contemporánea norteamericana -ha llegado a traducir y compartir un poema al día durante largas temporadas- le han ganado un nombre en nuestra literaesfera, si bien Zaidenwerg vive y trabaja en Brooklyn, enseñando letras. He llegado tarde como suelo a Ezequiel Zaidenwerg, pero creo que es una buena noticia para su libro, y responde en parte y para bien una pregunta fundamental: ¿es 50 Estados un libro exclusivamente para poetas y friquis de la poesía norteamericana contemporánea? La respuesta es un no rotundo. El amor y la curiosidad por la poesía actual no es un prerrequisito…