Sobrevivir a la pandemia a base de anal. Una entrevista con Simon Hanselmann por Aïda Camprubí
Sí, este titular puede sonar un poco clickbait, pero si todos tus frenemies deciden invadir tu casa durante una pandemia mundial y os convertís en una macrofamilia de adictos arruinados, quizá la única solución que te quede es trabajar de camboy. Y el anal vende. Vende hasta el punto de que tu cuenta de OnlyFans puede acabar siendo un reality de Netflix Originals y titularse “Anus King”. Una historia real como la vida misma, pero mejor empecemos por el principio, por si alguien se ha quedado desubicado.
Érase una vez un dibujante de fanzines australiano con una entrañable afición para travestirse –¡y ojo, le sienta muy bien!– llamado Simon Hanselmann. Inspirado en las ilustraciones infantiles de “Meg y Mog” (Helen Nicoll y Jan Pieńkowski, 1972-), decide hacer una serie B de la historia donde la bruja y el gato protagonistas están liados entre ellos y tienen asuntillos con algunas drogas. La saga crece y este individuo alcanza fama mundial, siendo traducido a catorce idiomas, para el placer de todas. Llega una crisis sanitaria global y el autor hace frente al encierro publicando diaria y heroicamente un webcomic en su cuenta de Instagram, donde los personajes habituales viven exactamente lo mismo que el resto de confinados. Todo un poco pasado de vueltas, o no.
El efecto espejo funciona y las ávidas editoriales deciden publicar el experimento en papel. ¿El resultado? “Zona crítica” (2021; Fulgencio Pimentel, 2022). Una obra que funciona como cápsula del tiempo de nuestro 2020, galardonada con el Premio Eisner al mejor webcomic de 2021 y que, como ya han notado algunos analistas, debería ser de lectura obligada en la asignatura de Historia de las escuelas. Mejor que te hagas con un ejemplar antes de que pase por la censura.
Desde que viniste al programa “La Resistencia”, aquí en España, y te quitaste los zapatos y los calcetines para estar más cómodo no puedo evitar imaginar qué tipo de outfit casero llevas puesto ahora mismo. ¿Podrías describirlo para nosotras, por favor?
A lo largo del día alterno pijamas y minifaldas con mi colección de pelucas y de camisetas feas. A veces solo deambulo por el patio, desnudo, hablando con las ardillas. La próxima vez que vaya a “La Resistencia” me quitaré toda la ropa y Broncano podrá saborear mi pene…