La idea de progreso, querido lector, nos ha sido tan bien vendida a los escritores latinoamericanos que, como sucede con el resto de la humanidad, son pocas las veces que nos detenemos a mirar nuestro pasado.

Lo peor es que, casi siempre que se da la extrañeza de que alguien se detenga, de que una escritora o escritor haga una pausa y mire para atrás, lo que busca no es otra cosa que confirmar, bendita sea nuestra suerte, que todo sucedió como tenía que haber sucedido, que nuestro tren no descarriló, que podemos, pues, quedarnos tranquilos…

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16/02/2023
El País