Sensación de vivir
2016. Amanda lleva una doble vida: por las noches, asesina a hombres al azar. Bárbara no se aclara con Jorge, hoy sí, mañana no. A Julia no le viene la regla, pero prefiere callar y hacer como que nada. Sensación de vivir es el primer cómic largo de Mirena Ossorno, una comedia urbana con ingredientes de slasher y drama adolescente cuyas esencias enlazan directamente con el imaginario artístico que ha ido desplegando en su obra precedente, tan influido por el cine, la música y la moda como por el diseño gráfico y la ilustración. Podemos hablar de su cóctel ético y estético: un cruce imposible entre el filtro hipnótico y extático del Seiichi Hayashi de los primeros 70s (favorecido aquí por el blanco y negro y el gran formato), la lógica cubista de parte del anime japonés para público femenino de los 90s, la dirección artística de algunas películas de la “cultura del pelotazo” en la segunda mitad de los 80s y el delirio costumbrista de las letras de Rodrigo D. Lorenzo para Ciudad Jardín. Pero es difícil encontrar un referente claro para su manera de contar, porque Mirena no se parece a nadie. En toda su estilización, salpicada de diálogos desapasionados y vocacionalmente frívolos, nos habla de un aquí y un ahora absolutamente personales y no por ello menos reconocibles, un ethos formado tanto por dudas, inseguridades y estrechez económica como por bares, scooters y pruebas de embarazo.