Para cantar a solas
Editado en colaboración con Ángeles Sancha Libros.
José Ramo, que en tantas cosas fue modelo de discreción y de generosidad, nos dejó en sus dos últimos libros, El oro de la edad y este Para cantar a solas muestras abundantes y reiteradas de su enorme talento literario, materializado en estos libros en dos docenas de poemas inolvidables. Puede haber quien tenga por escasa su producción, que abarca alrededor de 200 poemas en sus cuatro libros publicados. O quien atribuya esa escasez a la incuria de un medio poco propicio. Sin embargo, y si se me permite decirlo así, sospecho que Pepe publicó exactamente lo que su agudo sentido crítico le inclinó a publicar. Escritor muy minucioso, apasionado por la arquitectura interior del poema, su otra preocupación dominante, y repito que esto solo “lo sospecho”, fue la música del verso. Música asordinada, en sus mejores momentos, y un gusto por el ritmo verbal amplio, que en alguna ocasión evoca la dicción bíblica o litúrgica y en otras directamente el jazz, que es, por cierto, un motivo presente en dos o tres de sus mejores poemas.
Para cantar a solas es, aunque el título no de ninguna pista al respecto, una exploración de la feminidad, o más concretamente una indagación en ciertos temas muy del gusto de Pepe (la microfísica del poder, las ceremonias del erotismo, la memoria familiar, la construcción del otro y cierta teología perversa) puesta generalmente en la voz de un personaje femenino, de una mujer.
Texto de Alfonso Martínez Galilea