Joe Matt
Joe Matt (Filadelfia, 1963-Los Ángeles, 2023) comenzó coloreando tebeos de superhéroes, género por el que sentía aversión pero al que recurría esporádicamente para sanear su maltrecha economía. Cuando en 1987 sintió el impulso de comenzar a escribir y dibujar sus propias historias, no dudó en elegir la vía del autoflagelo y la exhibición confesional. Todas aquellas historietas seminales fueron recopiladas en el libro Peepshow (Fulgencio Pimentel, 2015), título con el que más tarde bautizaría su serie de comic books publicada por Drawn & Quarterly. Allí siguió mostrándose como un lamentable tacaño, adicto al porno, inmaduro y egoísta, generalmente sorprendido de su propia ruindad. En resumen, todo aquello que muchas mujeres reprochan a sus parejas, hasta que conocen a Joe Matt.
Poseedor de un universo autorreferencial poblado por los fetiches de su infancia, profundamente influido por Robert Crumb, el estilo de Matt se decantó cada vez más por la sencillez de algunos de sus venerados clásicos —pioneros cuyas tiras de prensa coleccionaba—, ganando en desenvoltura y delicadeza sin perder su hilaridad. Masturbador compulsivo y obsesivo, muchos se preguntaban cómo era posible que su personaje despertara tanta simpatía en lectores de todo sexo y condición. Quizá fuera porque, así como en el Carlitos de Charles Schulz, los sueños jamás se cumplen y sin embargo la vida merece la pena de ser contemplada y vivida, el mundo para Joe Matt es bueno a pesar de él mismo. Esa generosidad en su mirada explicaría también su fenomenal desinhibición, por más que resultara difícil pensar en nada más cuando nos sometía a ella.
A menudo aparecían retratados en sus comics sus contemporáneos Chester Brown y Seth, con quienes mantenía una estrecha relación, uno de cuyos frutos puede disfrutarse en un poco conocido y estupendo librito de historietas realizado con la vieja técnica del cadáver exquisito. El resto de su breve producción lo completan un delicioso episodio de infancia, Buen tiempo (La Cúpula), Pobre cabrón (La Cúpula) y Consumido (Fulgencio Pimentel, 2011), que fue su último libro. Joe Matt fue nominado en varias ocasiones a los premios Harvey, como Mejor Artista Revelación y como Mejor Cómic de Humor. Vivió (ilegalmente) en Canadá desde 1988 hasta 2002. Los últimos lustros de su vida los pasó en el vecindario Los Feliz de Los Ángeles, donde daba forma a un nuevo cómic que su maniático perfeccionismo le impidió acabar. Falleció de forma repentina a la edad de 60 años.