Jim Woodring
Jim Woodring (Los Angeles 1952) gozó de una infancia plena de apariciones y alucinaciones, incluyendo caras flotantes sobre su cama y monstruos de muy diverso pelaje. Tras abandonar prematuramente la universidad, abrumado por las visiones, pasó años trabajando como basurero, período en el que desarrolló un grave problema de alcoholismo. A finales de los setenta, tras abandonar la bebida, comenzó a trabajar para el estudio de animación Ruby-Spears, diseñando fondos y personajes. Participó entonces, según sus propias palabras, en la creación de algunas de las peores series de animación de todos los tiempos, con títulos como Mr.T o Rubik The Amazing Cube.
En 1980 comenzó a autoeditarse Jim, una antología de tebeos, textos e ilustraciones que a partir de1986 siguió publicándose regularmente por Fantagraphics, con lo que pronto Woodring pudo dedicarse al mundo del cómic profesionalmente. No mucho después comenzaba a publicar Frank de forma ocasional, y estas historietas se convertirían posteriormente en su trabajo más conocido. Jim Woodring ha realizado historietas para niños, ha trabajado como ilustrador independiente y como guionista para editoriales establecidas, además de ilustrar algunos programas informáticos. Nominado a varios premios Eisner, en 2010 ha sido distinguido con el popular galardón Genius of Literature que otorga el periódico independiente norteamericano The Stranger. Recientemente su trabajo fue objeto de una amplia exposición retrospectiva en el Centre National de la Bande Dessinée et de l’Image de Angoulême, Francia.
Durante varios años, Woodring anunció sus propias Jimland Novelties en las traseras de sus comics. Eran éstas juguetes, libritos y distintas rarezas, entre las que se podía encontrar un juego de patas de rana que conseguían nadar, gracias a un pequeño motor, o un kit de huellas dactilares del propio Woodring, que el afortunado comprador podía dejar diseminadas por su hogar. Durante algún tiempo, también envió gratuitamente a aquellos lectores que lo pedían sus retratos en forma de “jiva”, es decir, sus almas, tal y como él se las imaginaba. En época más reciente, Woodring se ha convertido en un diseñador de juguetes muy popular, y sus extrañas creaciones pueden verse en máquinas expendedoras a lo largo y ancho de Japón y en tiendas especializadas de todo el mundo. Actualmente, Jim Woodring vive en Seattle con su mujer y su hijo.