Aunque en su autobiografía, Linterna mágica (Tusquets, 2015), Ingmar Bergman proclamó que “ninguna forma de arte va más allá de la consciencia ordinaria como el cine, directo a nuestras emociones, profundo en el cuarto crepuscular del alma”, el cineasta fue también un espléndido narrador que descubrió en sus diarios, novelas y relatos escondidos secretos de familia. Se dice incluso que la escritura fue su primera vocación, pues estudió Literatura e Historia del Arte en la Universidad de Estocolmo y debutó en el cine como ayudante de dirección y guionista de Tortura (1944), un texto que tendría origen en un relato escolar.

Autor de un centenar de obras, entre sus novelas destacan Las mejores intenciones (Tusquets, 1992), que hace unos meses…

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01/07/2022
El español